LA AMISTAD, SEGÚN CICERÓN
Con anterioridad a Montaigne, muchos pensadores reflexionaron
acerca de la amistad. En los filósofos de la Antigüedad, la amistad ocupa un
espacio primordial en la vida moral del hombre sabio y virtuoso. Entre los
autores clásicos que examinaron los distintos ángulos de la amistad, sus
aspectos esenciales, destaca el jurista, político y pensador romano Cicerón
(106 a.C.-43 a.C.).
Cicerón escribió su tratado Lelio, sobre la amistad siendo ya un hombre mayor (63 años). El
texto tiene una forma dialogada y en él Cayo Lelio, un político de la República
Romana, apodado el Sabio por su inmensa cultura, y amigo de Escipión el Africano,
ofrece sus reflexiones sobre la Amistad a sus dos yernos, Quinto Mucio
Escévola, jurista y preceptor de Cicerón, y Cayo Fanilo, un insigne personaje
de la época.
Tras la sabiduría, Cicerón sitúa a la amistad en la cúspide
de los valores morales. Afirma que es
una combinación de afecto y cariño, que es en todo conforme a la naturaleza y
que no es posible llevar “una vida llena
de vida” que no se vincule al mutuo afecto de un amigo: “¿Qué puede ser más dulce que tener a alguien
con quien atreverse a hablar de todo como a uno mismo?”. Sin embargo, hay
una condición necesaria para que prospere la amistad: la virtud. Sólo puede
haber amistad entre las personas de bien.
La amistad surge de la naturaleza a través del sentimiento
del amor. No es en ningún caso fruto de una “debilidad o carencia” de modo que
al unirnos con otra persona uno recibe lo que no es capaz de alcanzar por sí mimo.
En la amistad no hay nada fingido, y sólo aquellos que divisan sus ventajas son
los que simulan cultivarla, pero sólo lo hacen por oportunidad.
Sostiene Cicerón que en la amistad no prima el utilitarismo, “cuando hacemos favores no lo hacemos para
exigir el agradecimiento […] de la misma forma no nos inclinamos a la amistad
por la esperanza de pago”. La
vinculación entre utilidad y amistad está presente en otros filósofos como Aristóteles,
pero Cicerón trata de refutar esta visión y sostiene que el utilitarismo es
enemigo de la amistad, y que esta se debe buscar sólo a causa del placer que
nos reporta.
Cicerón es terminante: “Sin
amistad no hay vida, si es que se quiere llevar una vida digna de un hombre”
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